martes, 20 de noviembre de 2012

Atardecer. Capítulo 3.

Jack volvía a casa caminando, pero no volvía solo porque Mireia le acompañaba. El atardecer era precioso, envolvente aunque frío y solitario, un sentimiento de melancolía te recorría el cuerpo entero y te empujaba a ponerte los cascos y protagonizar un videoclip. Se sentaron en un banco de un parque cercano y la gente que pasara, con el tiempo que hacia era bien difícil, vería a una pareja de adolescentes pasando la tarde juntos en un parque. El chico parecía cansado, como si estuviese agotado después de haber guardado un gran secreto durante mucho tiempo, estaba apoyado con los codos en las rodillas y con la cabeza entre las manos. Mireia nunca lo había visto tan abatido e intento cambiar de tema todo el rato, hablar de cosas divertidas y distintas para poder hacer al menos sonreír a su compañero pero siempre acababan hablando del mismo tema:
-Hay que contárselo Mireia - replicaba Jack mientras jugueteaba con su colgante entre las manos.
-Ya te lo he dicho muchas veces, nosotros no podemos hacer nada tiene que descubrirlos ellos solos - repitió una vez más.
-No tenemos porque decírselo todo, simplemente podemos ir dándole pistas hasta que llegue su momento...
-¡Pero mira que eres pesado eh! - exclamo ya cansada Mireia.
-¿Cuanto crees que tardara? - pregunto Jack.
-¿Recuerdas cuanto tardaste tu en verme? Pues eso, no seas impaciente.
-En eso quizás tengas razón... - admitió.
-¿ Quizás? ¡¿ Quizás?! Me tomas el pelo, ¿verdad? - casi lo gritaba a pleno pulmón por el parque.
-Vale vale, me ha quedado claro, ¿que hacías mientras seguías en las sombras? - pregunto cambiando de tema, ligeramente intrigado.
-Pues la mayoría del tiempo me aburría como una ostra, pero a veces también me divertía mientras dormías-dijo mientras sonreía ampliamente, había conseguido que cambiase de tema.
-Sigo sin entender porque esperáis tanto para veros, es un poco injusto la verdad...- replica Jack
-¿Y quien te ha dicho a ti que nosotros no queremos que nos veáis? Piensas que nuestra estancia en las sombras es un camino de rosas pero te equivocas, o ¿acaso prefieres que no estemos con vosotros en el principio, para instruiros y protegeros en los malos momentos? - la verdad es que Mireia sabia bien como hacer sentir mal a su amigo puesto que la cara de éste cambio de actitud mediante ella hablaba.
-Lo siento, - se apresura a decir Jack - sabes que no quería decir- pero se detiene bruscamente cuando se da cuenta de que su amiga se estaba reprimiendo la risa.
Mireia observaba el rostro de su compañero divertida, sus ojos ámbar estaban aguados y miraban al suelo arrepentidos. Últimamente se pasaba mucho tiempo pensando en sus cosas, como en otro mundo, y ella estaba angustiada porque cada vez le notaba más distante, no le contaba las cosas y siempre respondía con monosílabos o con evasivas.
-Estas muy raro Jack - observo mientras se acercaba para abrazarle.

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