jueves, 5 de diciembre de 2013

Capítulo 14. El clan de los invitados. (Ale)

Cautiva en una casa en medio del campo. Ni siquiera sé que hago aquí pero puedo salir y recorrer todos los pasillos y habitaciones sin ningún control. ¿Como es posible que me dejen tanta libertad cuando me han capturado casi a la fuerza? No entiendo nada y lo peor es que no puedo preguntar a nadie. Cory me evita y Jack no aparece por la casa, Mireia está pero tiene la mente en otro mundo y la verdad es que nunca ha sido muy amable conmigo. Intento recabar toda la información que puedo en las múltiples bibliotecas pero todos los libros están escritos en una lengua extraña y sin duda no es humana, lo que me lleva a pensar que mis secuestradores tampoco son de este mundo. Sin embargo tienen una apariencia tan normal que me confunde y me recuerda a los libros de fantasía que tanto me gustan, aquellos que nunca sucederían en la vida real.. ¿o sí?
Unos golpes en la puerta me sacan de mi ensoñación y emito una palabra que podría interpretarse como un 'adelante'. Me incorporo y me quedo asombrada al ver quién entra en mi habitación. Una señora de muy avanzada edad vestida con una larga túnica violeta y el pelo grisáceo suelto hasta las caderas. Un aura de tranquilidad y sabiduría la rodea al igual que el recuerdo de una belleza sin límites en una época pasada que aún perdura en algunos de los rasgos de la anciana. Su piel, de un distinguido color turquesa claro emite delicados y dulces destellos cada vez que se mueve, haciendo su persona aún más interesante y enigmática.
-Bienvenida a mi casa, querida Alessandra -dice con una voz extremadamente melodiosa que invita a ponerse a bailar.- No se imagina lo que llevo esperándola, por suerte estoy dotada una extraordinaria paciencia. -sonrío a la vez que ella, aunque de una manera mucho más tímida y recatada.
-No era mi intención hacerla esperar -contesto mordazmente, en el mismo instante en que lo digo me arrepiento pero mis palabras ya han salido y no hay vuelta atrás- Si se puede saber, ¿que hago aquí y quien es usted? -la miro interrogante pero con infinito respeto, claramente infundado ya que todavía no la conozco.
-Me llamo Shiandra, aunque el nombre no importa demasiado -sonríe de nuevo con amabilidad a pesar de mi actitud, lo que me hace sentirme mal. -Y respecto a lo que haces aquí... todo depende de ti. Por si no te habías dado cuenta, podías haberte marchado cuando quisieses y sin embargo te has quedado aquí. Puede que por curiosidad, puede que por miedo o sólo por ignorancia. -me quedo pensando en sus palabras, sin saber muy bien como reaccionar puesto que esto me conlleva más y más preguntas.
-¿Por qué, entonces me han traído aquí? Si se supone que soy yo la que debo escoger no es que me hayan tratado muy bien, especialmente dos personas de aquí -hago una mueca pensando en Eva y en Mireia. Shiandra suelta una melódica carcajada que me hace sonreír inconscientemente. Me mira con dulzura e inocencia coge la mano suavemente.
-En el fondo Mireia es un trozo de pan solo que no se fía mucho de los humanos y Eva... no te voy a mentir, yo tampoco me llevo muy bien con ella. -sonríe y mira por la ventana, misteriosa. -Estas aquí porque queremos darte una opción más. Un talento y una personalidad como la tuya no deberían pasar inadvertidos y mucho menos ser desaprovechados. Y nosotros vamos a intentar ayudarte en esa elección, sin obligarte ni privarte de nada.
¿Talento? No sé de que puede estar hablando pero no me gusta mucho. Parece una especie de secta que me quieren reclutar pero lo pintan demasiado libre como para ser algo malo. Me quedo observando detenidamente los movimientos de la anciana, su pelo también destella dado que tiene un toque plateado que lo hace brillar con la luz.
-No me mires así, Alessandra, me vas a hacer sonrojar -bromea Shiandra quien se gira y luce una sonrisa radiante.- ¿Que me dices? ¿Te unes al clan de los Invitados?